Comunicación Animal 4

Tacto, vibración y electricidad

Las delicadas vibraciones que se propagan por una telaraña o los intercambios eléctricos entre peces que viven en aguas turbias pertenecen a reinos sensoriales que apenas estamos empezando a sondear gracias a los avances tecnológicos.   

           

Las abejas melíferas comparten información sobre la ubicación de las flores valiéndose de una de las formas más excepcionales de comunicación en el reino animal; la danza de las abejas. Una línea de meneo vertical trazada por una exploradora indica flores situadas en línea con el sol. Las  flores situadas a la derecha  a la izquierda del sol se indican con el ángulo correspondiente a la derecha o a la izquierda de la  vertical durante el  meneo.


Los peces detectan señales eléctricas de su entorno con los receptores de su línea lateral y unos  pocos , cono  las tremielgas, utilizan la electricidad como arma. Los únicos animales que usan la electricidad para comunicarse son los gimnotiformes de Sudamérica y los mormíridos de África. En el  lucio del nilo las breves interrupciones en una descarga eléctrica señalan amenaza, interrupciones más prolongadas, sumisión. 




El aligátor levanta la cabeza y la cola fuera del agua, ondea la cola hacia delante, infla la garganta y emite un sonido de baja frecuencia tan potente que el agua danza a lo  largo de su dorso. Emplea esta facultad para comunicarse y para capturar presas. Después de vibrar y emitir el sonido, el macho emite un mugido audible que dura tres o cuatro segundos. 


El elefante africano al encontrarse con sus parientes extienden las trompas, el de menor  rango pone su trompa  en la  boca del otro. Desde que nacen las crías usas la trompa para explorar su entorno por el tacto y el olfato, y para agarrarse a su madre cuando el grupo se desplaza. Cuando descansan o bebe a menudo se apoyan uno en otro o se frotan uno a otro el cuerpo para reafirmar sus estrechos vínculos. Las hembras de un grupo familiar prodigan cuidados físicos a las crías.